4.13.2005

¿TIENES DUDAS ACERCA DE LA DIVERSIDAD SEXUAL?

Asesoría Psicológica en Diversidad Sexual.

GRUPO ERATO.

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Quienes somos: En grupo Erato, Asesoría Psicológica Y Sexual, A.C., trabajamos con todas aquellas personas interesadas en su Sexualidad y las diversas expresiones que la integran.Nuestra postura busca promover una cultura de respeto, equidad y no discriminación en todos los ámbitos humanos. Para tal efecto ofrecemos un servicio de asesorías que beneficia a aquellas personas que lo solicitan.

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4.04.2005

El Péndulo Gay ©

‘REFLEXIONES SOBRE EL SUJETO Y EL GRUPO HOMOSEXUAL’


Renatvs Marcaelvs

CIUDAD DE MÉXICO, 2005

Cuelgan, se cimbran, oscilan..., las subjetividades gays se re_construyen en el vaivén del estar aquí y allá: dentro y fuera del grupo, adentro y afuera del clóset, en el mundo heterosexual y el homosexual, entre lo permitido y lo vedado...

Rechazo, abandono y melancolía
“En la vida anímica del individuo, el otro cuenta con total regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo, y por eso desde el comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente psicología social en este sentido más lato, pero enteramente legítimo.”(1)
¿Cómo contar con el otro cuando su modelo no me representa? ¿Cómo auxiliarse entre una heterosexualidad generalizada que adscribe a un discurso hegemónico que me margina? Este es el abandono gay, la primera sensación que tiene un chico cuando se da cuenta de que es diferente a los demás, que no puede insertarse dentro del modelo de familia proveniente, y aún más, que debe alejarse de ella para construirse en plenitud como persona.
Judith Butler ha desarrollado la idea de una ‘melancolía gay’ a propósito de la elección del objeto sexual, “al comentar el trabajo de duelo del objeto heterosexual rechazado y por tanto integrado en el proceso de formación del ‘yo’ como posibilidad rechazada (‘melancolía’ debe entenderse aquí en el sentido psicoanalítico de este trabajo de duelo que nunca termina e imposible de cumplir que marca, según Freud, el proceso de formación del ‘yo’ a través de las identificaciones rechazadas). La melancolía procedería del duelo imposible de cumplir o terminar lo que la homosexualidad hace perder a los homosexuales, a saber, las formas de vida de los heterosexuales, a la vez rechazados y repudiados (o a los que estás obligado a rechazar porque ellos te rechazan), pero cuyo modelo de integración social continúa obsesionando el inconsciente y las aspiraciones de numerosos gays y lesbianas.”(2)

(1) Freud, Sigmund (1992) “Psicología de las Masas y Análisis del Yo”(1921) Amorrortu, Argentina. Vol. 18, pág. 122.
(2) En Butler, Judith. (1997) “The Psychic Life of Power”. Stanford United Press, Págs. 132-198.



El grupo como espacio de realización-destrucción

“Cada individuo es miembro de muchas masas, tiene múltiples ligazones de identificación y ha edificado su ideal del yo según los más diversos modelos. Cada individuo participa así, del alma de muchas masas: su raza, su estamento, su comunidad de credo, su comunidad estatal, etc.; y aún puede levarse por encima de ello hasta lograr una partícula de autonomía y de originalidad.”(3)

La persona homosexual encuentra en el grupo de similares un espacio de identificación y realización que le permite trascender su narcisismo; constreñido por la heterosexualidad hegemónica e imposibilitado para formar una familia habitual, verá en el grupo de pares, de amigos, la posibilidad sustituta de construcción social.

“La sociabilidad gay o lesbiana se basa en principio y ante todo en una práctica y una política de la ‘amistad’: hay que tratar de establecer contactos, conocer a gente que va a convertirse en amiga y formar poco a poco un círculo de relaciones elegidas (...) Estar con otros homosexuales permite verse a uno mismo en ellos. Permite compartir e interpretar la propia experiencia (...) Los círculos de amigos son, junto con las asociaciones y los pubs y bares, una de las instituciones más importantes de la vida homosexual. Solamente dentro de este marco es posible desarrollar una identidad más concreta y más positiva como homosexual. (...) La participación en una misma sexualidad estigmatizada, así como la marginación y la exclusión que implica, es fundamento de la constitución de un mundo específico, que se inscribe tanto en la topografía de las ciudades como en la personalidad de los individuos que al sumarse a él le confieren existencia y lo perpetúan a o largo de generaciones. Sería preferible describir el mundo gay como una invención individual y colectiva de uno mismo.” (4)

(3) Freud, Sigmund. Op. cit. Pág. 122.
(4) Eribon, Didier. (2001) “Reflexiones sobre la Cuestión Gay” Anagrama, Barcelona. Págs. 41-48.


“El mero hecho de hallarse transformados en una masa los dota de una especie de ‘alma colectiva’ en virtud de la cual sienten, piensan y actúan de manera enteramente distinta de cómo sentiría, pensaría y actuaría cada uno de ellos en forma aislada. Hay ideas y sentimientos que sólo emergen o se convierten en actos en los individuos ligados en las masas.”(5)
Las necesidades de reconocimiento y de afecto de la población homosexual encuentran un cauce natural en los colectivos GLBTT artísticos, deportivos, sociales o de reivindicación; las marchas por el ‘orgullo gay’ se han extendido a las metrópolis como un espacio ganado en el que nos queremos hacer visibles. Por su parte, los lugares ‘de ligue’ o de ‘encuentro gay’ se convierten en instancias de realización de la sexualidad reprimida, las pulsiones del ‘ello’ (vida, muerte, yo, sexuales) se desatan en el anonimato del ‘cuarto oscuro’, del ‘sauna’, de la ‘casita de placer’, que posibilitan la conducta sexual individual o colectiva. Las investigaciones generadas en HSH a partir de la pandemia del SIDA, nos hablan de conductas relacionadas con la satisfacción sexual, con el impulso de vida, pero a la vez muchas veces subyace en ellas un impulso de muerte, es como un suicidio paulatino el vincularse sexualmente con muchas parejas sin protección, lo que daría cuenta de la homofobia introyecta en el incosciente homosexual.(6)
Le Bon sostiene que en la masa se crea un nuevo individuo, que el ser humano cambia en otro; sin embargo me parece mejor adscribir a Freud, quien señala que la persona no se transforma, sino que encuentra la posibilidad de expresar lo que tiene en el inconsciente al levantarse la represión.
Así como el grupo es espacio de realización, también es sitio de destrucción; el sujeto homosexual adscribe a aquello mismo que detesta. El influjo de la homofobia, de la culpabilidad, de la estigmatización, junto a la variedad de las preferencias personales, hace que el gueto homosexual se fragmente en una multiplicidad de manifestaciones que se descalifican entre sí: los ‘leather’, los ‘osos’, los ‘chicos fresa’, el ‘chico cabaretito’, los ‘SMS’, los ‘bi’, los ‘activos’, los ‘pasivos’, los ‘inter’, los ‘mayates’, los ‘taxi boys’, etc.,

(5) Le Bon en Freud, Sigmund. Op. cit. Pág. 13.
(6) GLBTT: Sigla del colectivo gay, lésbico, bisexual, transexual, transgénero.
HSH: clasificación médico epidemiológica para los hombres que tiene sexo con hombres
SMS: preferencia sexual sado masoquista.


dan cuenta de la complejidad de un colectivo que históricamente se ha construido entre luchas eternas e internas. ¿Acaso esto es diferente en las agrupaciones sociales, políticas, religiosas, deportivas, castrenses, etc., de los heterosexuales?
“Un gay está siempre escindido entre dos realidades contrarias que edifican su propio ser. Se le construye como un individuo ‘inferiorizado’, y su subjetividad está moldeada por el odio de sí mismo y, de ahí, la negativa a identificarse con los que sufren la misma inferiorización que él. El individuo gay está condenado al aislamiento, al individualismo, ya sea en la vergüenza (el desprecio hacia sí mismo como gay), ya en el orgullo (el desprecio elitista hacia otros gays). Pero puesto que es producto de los mismos ‘procesos de sojuzgamiento’ (que se condensan en la violencia de la injuria como horizonte de una relación con el mundo definido por las normas del orden sexual), pertenece necesariamente, y a pesar de él, a ese ‘colectivo’ que rechaza.” ( 7 )
Sin embargo, existe por otra parte – acaso como mecanismo de defensa - una especie de placer en la complicidad, en el secreto, en el sentirse capaz de participar de un mundo que el heterosexual no comprende, algo propio ajeno a los ‘bugas’ que no poseen una sensibilidad desarrollada junto al proceso de autoaceptación (la fineza, el gayradar, la estética). “La obligación del secreto y la clandestinidad ha sido también un lugar – una estructura – en que un determinado número de homosexuales ha encontrado – y sigue encontrando – una cierta forma de placer: una vida oculta, encuentros secretos, una sociabilidad clandestina, las delicias de una francmasonería. (...) Y es verdad que el ‘armario’ ha sido también el lugar de resistencia a la opresión (...) en un sentido, acaso paradójico, ha sido el medio de sentirse ‘orgulloso’ cuando todo empujaba a avergonzarse.” (8)
Este espacio de complicidad entre iguales, a la vez que una herramienta de protección, posibilita el encuentro afectivo con el otro: “En la cooperación se establecen por regla general lazos libidinosos entre los compañeros, lazos que prolongan y fijan la relación entre ellos mucho más allá de lo meramente ventajoso.” (9)

(7) Eribon, Didier. Op. cit. Págs. 181-194.
(8) Ídem. Pag. 72
(9) Freud, Sigmund. Op. cit. Pág. 97.
De esta forma vemos, pues, como el vaivén del péndulo construye a la persona gay: le permite oscilar entre el ‘yo’ y el ‘ideal del yo’, a veces se deja llevar por el hedonismo sensual del movimiento, circula con maestría entre el mundo público de la heterosexualidad hegemónica y el mundo privado de la homosexualidad, adscribe al grupo con que se identifica merced al contagio y la sugestión porque le permite desarrollar su manera de experimentar la sexualidad, y a la vez va con ímpetu al otro extremo pendular criticando o renegando lo que forma parte de su propia realidad. Se aleja de la familia que envidia tácitamente para formar con sus iguales un espacio propio familiar, aborrece la clandestinidad y la disfruta, ama al similar y lo detesta.
¿Puede haber algo más humano que la incongruencia vital? ¿Acaso la psicología de las masas distingue etnias, nacionalidades, religiones o preferencias sexuales? Creo que no, pienso que las colectividades minoritarias o mayoritarias nos vemos impelidas a actuar en función de nuestras posibilidades biológicas, nuestra estructura psíquica y nuestro entorno social en un marco histórico cultural.
“ No sabe que la hombría
Nunca la aprendí en los cuarteles
Mi hombría me la enseñó la noche
Detrás de un poste (...)
Mi hombría la aprendí participando
En la dura de esos años (...)
Mi hombría fue la mordaza
No fue ir al estadio (...)
Mi hombría fue morderme las burlas
Comer rabia para no matar a todo el mundo
Mi hombría es aceptarme diferente
Ser cobarde es mucho más duro
Yo no pongo la mejilla
Pongo el culo, compañero
Y esa es mi venganza... “
Pedro Lemebel
“Manifiesto: hablo por mi diferencia” ©