1.23.2005

Homosexualidad, ¡ De lo Privado a lo Público !

Homosexualidad: de lo privado a lo público

Ma. de la Luz Casas Martínez

Un itinerario histórico que nos acerca al tema de la homosexualidad, la aterriza en México y nos recuerda que cada sujeto es una persona, con la riqueza y complejidad que ello implica. Su dignidad siempre ha de respetarse aunque, en ciertos casos, no comprendamos sus elecciones o sus errores.

Durante cerca de 40 años, la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) ha publicado un manual oficial en que se describen y clasifican los diferentes tipos de comportamiento anormal. A partir de que, en 1973, la homosexualidad fue eliminada de su clasificación de enfermedades mentales —en el Manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales (DSM)—, existe confusión en la sociedad y el mundo médico: ¿es esta conducta adecuada o no al ser humano?
Acorde a esta clasificación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente que la homosexualidad no era una enfermedad y que «todo individuo tiene derecho de ejercer su sexualidad mientras sus relaciones sean enriquecedoras y realicen la personalidad, la comunicación y el amor».
Después de la clasificación del DSM, numerosos clínicos han buscado que los homosexuales acepten su condición y vivan como tales. No obstante, la decisión de considerar la homosexualidad como una variante normal de expresión sexual tiene gran resistencia. Seguidores de Freud, y otros investigadores, consideran que existe un desarrollo psicosexual anormal en estas personas.

Historia pro-gay
El desenvolvimiento de la postura gay tiene su antecedente en el fallo de la Comisión Wolfenden (1954), sobre la penalización de los actos homosexuales en Inglaterra. Sir John Wolfenden, vicecanciller de la Universidad de Reading, presidió la comisión que estudió el caso, tomando en cuenta las conclusiones del informe Kinsey, considerado de máxima fiabilidad científica. Concluyó que, desde el punto de vista legal: «Lo que se haga en privado y sin escándalo no es punible por la ley, porque la ley protege el orden público, y la conducta privada de un individuo adulto, en especial la sexual, no incumbe a nadie, si es por mutuo acuerdo y no ofende el orden público». Por lo tanto, «no deberían ya considerarse como delitos los actos homosexuales cometidos entre adultos y en privado». La situación fue discutida públicamente y sus conclusiones ratificadas por el mismo Wolfenden en 1968.
Ese año, la APA pidió a Sir John Wolfenden revisara las conclusiones de esta Asociación; sus recomendaciones fueron consignadas en el ámbito médico. En Estados Unidos, el American Law Institute, llegó a la misma conclusión que la Comisión Wolfenden difundiendo, mundialmente, la nueva postura legal sobre la homosexualidad. Despenalizada la actuación homosexual, creció su fuerza social.
Azzi analiza la situación y refiere los antecedentes históricos de la «fuerza gay» en el mundo a partir de los disturbios de Stonewall, el 28 de junio de 1969, fecha en que se declara la liberación homosexual, fundándose el Frente de Liberación Gay en Nueva York. Éste publicitó el «orgullo gay» como una nueva «cultura». Poco tiempo después, se publica el Manifiesto gay de Carl Wittman que pide a los homosexuales declarar abiertamente su situación ante la sociedad, para que ésta reconozca la gran frecuencia y poder de su actitud sexual. A la fecha, existe un movimiento considerado cultural, representado por novelistas e intelectuales. Algunos grupos dedican sus esfuerzos a «desmitificar» la pornografía, considerándola una manifestación artística más.
En 1983, la Asociación Psicoanalítica Americana realizó un panel sobre homosexualidad, donde se pudo apreciar un conflicto entre la comunidad psicoanalítica americana y la comunidad gay americana (apoyada por la APA que, como señalamos, admite la homosexualidad como alternativa de un estilo de vida saludable). Se han publicado cientos de artículos en pro y contra de esta postura. El debate prosigue.
Para Azzi y otros investigadores, es claro que «a la fecha un grupo minoritario pero poderoso de científicos sostiene la tesis de la homosexualidad como normalidad. La amplia difusión de esta tesis, provoca que algunos especialistas acepten como normal la homosexualidad y bisexualidad, considerando la heterosexualidad como forma de sublimación o represión del sentimiento homosexual. Sin embargo, otros grupos profesionales de la psiquiatría consideran la homosexualidad como una forma de desajuste psicosexual».
Por otra parte, la Asociación Sueca para la Educación Sexual (RFSU) contribuyó, en mucho, a la aceptación de ciertas pautas educativas sexuales en el mundo. En su libro Visión, realidad y actividades. Ideas de la RFSU y posición sobre la sexualidad, convivencia y sociedad, plantea logros legales y cambios sociales. La lucha pro-homosexual recibe apoyo del gobierno sueco a través de programas que proponen el reconocimiento homosexual como una necesidad— matrimonio entre homosexuales, adopción de niños por parte de estas parejas...— y se considera que la falta de apoyo a estos grupos ocasionaría su discriminación.
Estados Unidos también cuenta con un papel protagónico. El Instituto Kinsey, en cooperación con la Sociedad del Estudio Científico del Sexo (SSSS), específicamente AIDS Task Force Comitee y otros grupos profesionales, influyen en la política social y educación sexual en lo que se conoce como «La Era del SIDA». La postura de estas organizaciones es clara. El doctor Issay, presidente del Comité de gays, lesbianas y bisexuales de la APA, señala: «hay que tomar acción contra los psicoanalistas que pretendan ofrecer tratamiento a homosexuales, aislándolos de la sociedad médica». En el Task Force Report (noviembre 6, 1987), el doctor Voeller —gay e investigador del condón— anunció su asistencia a una conferencia especial del Centro de Control de Enfermedades (CDC), donde participaron connotados investigadores mundiales, declarando que «hasta ahora los investigadores sobre el SIDA no habían tenido el privilegio de aprender y el beneficio de conocer lo que realmente es la sexualidad humana». En ese mismo año, la 30ª reunión anual de la SSSS, así como AIDS Task Force Comitee, a través de Ramey y Mary Calderone (coautores del libro Hablando a sus hijos sobre el sexo), y el mismo Voeller, formaron parte de la dirección de la National Gay Task Force (NGTF), uniendo esfuerzos con grupos lésbicos. De aquí se desprende la influencia actual de los grupos homosexuales organizados con importantes agrupaciones médicas.

Homosexualidad en México
En México, los estudios sobre frecuencia de homosexualidad son pocos. Pueden citarse el de Rubio (1989), quien encontró una incidencia de 6% de actividad homosexual en una población de alumnos universitarios y De la Peña y Toledo (1991) quienes, en entrevistas a población abierta en la Ciudad de México, presentaron un 3.3% de incidencia. Es importante señalar que una conducta homosexual no cataloga de homosexual a una persona y que tampoco dicho diagnóstico puede realizarse en la adolescencia temprana o media, lo cual explica la diferencia de cifras entre ambos estudios.
Resumo la interesante reseña de Rubio en la historia de la lucha pro-homosexual mexicana:
Los primeros intentos de organización lesbiana y homosexual datan de 1971. Nancy Cárdenas realiza en Cuernavaca reuniones internacionales y funda el Frente de Liberación Homosexual de México, respuesta a la influencia de los movimientos sociales de los años sesenta (el hippie y el del 68).
1972: Ian Ma. de Castro funda el primer grupo de autoapoyo a lesbianas, Lesbos.
1975: Surge el grupo Sex-Pol, con enfoque político y bioenergético.
1978: Aparecen los grupos Oikabet y Clóset de Sor Juana. Posteriormente, Frente homosexual de acción revolucionaria y Lambda, con las siguientes propuestas:
«Desmitificar» estereotipos de lesbianas y homosexuales
Promover la autoaceptación de la orientación homosexual a través de grupos de estudio
Condenar la discriminación en educación, salud, trabajo, vivienda, etcétera, por causa de elección erótico-sexual
Apoyar al movimiento feminista
Protestar públicamente contra la represión policiaca
Formar grupos de liberación sexual en distintos estados de la República
Abrir espacios de expresión homosexual en diarios, revistas, foros, etcétera.
En 1984 surgen numerosos grupos en pro de los derechos humanos y civiles —debido a la aparición del SIDA y estigmatización de la población homosexual y lesbiana—, la mayoría relacionados con agrupaciones internacionales como International Lesbian and Gay Association (ILGA).
Actualmente existen, por lo menos, 70 asociaciones homosexuales reunidas en un directorio de asociaciones de lucha contra el SIDA, ofreciendo diversos servicios para personas infectadas con el VIH y para homosexuales, entre las que destacan grupos de autoapoyo en la aceptación de los principios antes referidos.
México sigue, generalmente, los programas educativos norteamericanos por lo que es afín a las declaraciones de la APA y a las teorías Kinsey sobre sexualidad. Los diagnósticos se basan en el DSM y algo menos en el CIE, y respaldan la postura que acepta la homosexualidad como preferencia comportamental dentro del área de las ciencias médicas.

Homosexualidad y Derecho
Las relaciones homosexuales entre adultos mayores de 18 años no son consideradas delito en México. En realidad, sólo hay una referencia explícita a la homosexualidad en el Código Penal del Distrito Federal; el artículo 201 establece una sentencia de 6 meses a 5 años de cárcel para cualquiera que «facilite o procure la corrupción de un menor de 18 años de edad», y aumenta de 5 a 10 años en caso de que los actos corruptores hayan inducido al menor a incurrir habitualmente en «prácticas homosexuales». También asocia la homosexualidad con la drogadicción, el alcoholismo, la prostitución y el crimen, como posibles consecuencias de la «corrupción sexual» de menores.
La ausencia de otras referencias explícitas a la homosexualidad en el Código penal puede interpretarse como indicación de que los homosexuales mexicanos, a diferencia de los cubanos, por ejemplo, no son oprimidos por el Estado. Los códigos penales de los Estados, a excepción de Chihuahua y Jalisco, ni siquiera incluyen la referencia a la corrupción homosexual de menores. A los mexicanos homosexuales no se les exige llevar consigo una identificación y prueba de que tengan trabajo, como sucede en Cuba; aunque el artículo 255 estipula una pena de 2 a 5 años de prisión para «quienes no se dediquen a un trabajo honesto sin causa justificada y tengan malos antecedentes». De hecho, los mexicanos disfrutan de una gran privacía ante el Estado en la manera de encauzar su vida personal sexual.
El Reglamento de Policía y Buen Gobierno para el Distrito Federal, da amplio poder a la policía para arrestar a cualquiera que adopte «actitudes o lenguaje que contraríe las buenas costumbres, ademanes indecorosos que ofendan la dignidad de las personas, que perturben el orden público y que ejerza la prostitución o el comercio carnal». La policía de Guadalajara tiene autorización para detener a cualquiera que practique actos que vayan en contra de las «relaciones sexuales normales».
Por lo que respecta a la legalización de uniones homosexuales y su propuesta de un derecho a la adopción, no existe el conocimiento oficial de la unión libre de personas del mismo sexo, pero en 1998 ya se presentaron ante la Asamblea de Representantes del Distrito Federal iniciativas al respecto.
«A primera vista, parecería que la homosexualidad está menos sujeta a sanciones penales en México que en los Estados Unidos y Canadá. La situación privilegiada de los actos sexuales privados fue reforzada en 1917 cuando un intento por llevarlos dentro de la esfera del código penal fue desechado rápidamente durante la asamblea constitucional.
»Por otra parte, independientemente de su proclamación formal sobre los derechos humanos, la característica principal del Estado mexicano es la discrepancia entre los derechos legales y la manera en que se ejerce la autoridad en el nombre del Estado».
La aparición del SIDA desencadenó una apertura hacia los temas de la sexualidad y un movimiento de protección a la preferencia homosexual en el área del Derecho, basada en la discriminación que algunos individuos o sectores realizaron en las primeras épocas de la aparición del VIH. Los lineamientos vertidos en 1989 por la OMS, son, con muy pocos cambios, los que siguen promoviéndose en la actualidad. En su inciso 1.2, se insta a gobiernos e instituciones a evitar la discriminación o estigmatización de las personas con VIH-SIDA, en cualquier prestación de servicios, empleo o viajes. En el inciso 1.3, a que garanticen la confidencialidad de las pruebas de detección.
En México, CONASIDA es el órgano rector en materia de esta enfermedad y también ha publicado sus lineamientos en forma periódica; algunos con el Sector Salud, otros con agrupaciones no gubernamentales y con la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Cito algunos artículos:
1. La ley protege a todos los individuos por igual; en consecuencia no deben sufrir discriminación de ningún tipo
2. No se está obligado a someterse a la prueba de detección, ni a declarar que se vive con el VIH. La prueba será voluntaria y anónima
5. No podrá ser obligada a realizarse la prueba de detección ninguna persona que desee contraer matrimonio
6. Se tiene derecho a ejercer libremente la sexualidad
Tales premisas se consignaron con fecha 16 de enero de 1995, en el Diario Oficial de la Norma Técnica Oficial Mexicana (NOM-010-SSA2-1993), para la prevención y control de la infección por virus de la inmunodeficiencia humana.

¿Derechos homosexuales?
El Estado debe garantizar a todo ciudadano el cumplimiento de las leyes vigentes, dentro de una interpretación acorde a la estimativa jurídica (axiología) y a sus fines (teleológica), sin perder de vista la función educativa propia del Derecho. La homosexualidad no es fuente especial de derechos. Las personas homosexuales, al igual que las no homosexuales, están protegidas por el Derecho en cuanto que son individuos y ciudadanos. El artículo 4º de la Constitución Mexicana señala la protección a la familia como institución, y se le refiere como la unión entre hombre, mujer e hijos; por ello no puede conceder legalizar el matrimonio homosexual, pues iría en contra de la institución familiar caracterizada por dicho artículo. El artículo 201 del Código Penal del Distrito Federal, referente a corrupción de menores, considera actos reiterados que produzcan en el menor de edad hábitos de homosexualidad, y aunque los artículos 200 a 205 tratan temas de delitos contra la moral pública y las buenas costumbres, son tan genéricos que no alcanzan a cubrir las eventualidades de algunos comportamientos homosexuales; de hecho, la práctica homosexual no es un delito y solamente los actos homosexuales en menores o incapacitados, están penalizados.
El Derecho tiene como función la promoción y protección social —dentro de un marco de actuación basado en la naturaleza humana—, y no puede otorgar mayores privilegios a un grupo, sin tomar en cuenta la mayoría social y las nociones de bien, verdad y naturaleza.

Enfrentar la realidad
Cuando nos acercamos a la problemática homosexual, desde un punto de vista humano, y percibimos los graves conflictos a los que se enfrentan los homosexuales, no podemos menos que sentirnos frustrados por la desproporción entre lo que quisiéramos ofrecerles y lo que en realidad podemos darles. Quisiéramos tener una pequeña y sencilla fórmula para resolver los complicados problemas humanos; pero éstos escapan a nuestra real limitación natural. El problema humano es intrincado y es reflejo, en parte, de un conflicto de necesidades. Aunque la persona es una unidad fisico-espiritual, sus componentes se encuentran en desbalance. Por una parte, las necesidades biológicas, y más aún las afectivas, llenan de subjetividad el entorno de la cotidianidad, el aquí y ahora rigen su pirámide de necesidades y vuelcan sus mandatos en forma impetuosa y apremiante. Por otra, la espiritualidad, como realidad que es, exige también su realización y, como parte de lo infinito, exige infinitamente.
Fromm señala que el único sentido de la vida humana es la vivencia del amor. Para Víctor Frankl, el amor se realiza en la entrega desinteresada a los demás; el sentido de la vida es personal y ligado a la renuncia de valores inferiores por alcanzar otros superiores. Cada ser humano tiene una forma y ritmo propios de acercarse a la realidad. Algunas personas se acercan fácil y directamente a ella, otras lo hacen por un camino largo y complicado. Pero en ambas, el recorrido es propio y necesariamente vivencial. El concepto de realidad no nos puede ser impuesto por otros, sino que hemos de descubrirlo con esfuerzo. La libertad de que gozamos nos posibilita diversas alternativas en el conocimiento de la realidad. Y a la libertad debemos enfocar más nuestra atención para respetarnos en lo verdaderamente opinable.
En este momento, no hay un concepto claro en las ciencias experimentales ni sociales respecto a casi ningún aspecto relacionado con la persona homosexual; no hay acuerdo en definición, etiología, fisiopatología, prevención, tratamiento...
Quizá en lo único que coincidimos, es que ante la persona sufriente, tenemos obligación de brindar la ayuda a nuestro alcance, empezando por respetarla y apoyarla. Tal vez el sufrimiento sea inevitable, pero sí puede cambiarse la actitud de la persona ante él, cuando ella misma encuentra una razón suficiente.
La Medicina siempre ha estado en reto; el entrenamiento ante el sufrimiento impulsa el avance de la ciencia. En el caso de la homosexualidad, llegará el momento en que las dudas sean disipadas y enfrentadas a la realidad, y de ahí partir a la verdadera solución de esta problemática. La ciencia se caracteriza por la objetividad, su apego a la realidad; las posiciones subjetivas nos alejan de la solución definitiva. Las soluciones reales no siempre son fáciles, ni del gusto de todos. Tendemos a manipular la realidad por temor a enfrentarla, vernos en la imposibilidad de evadirla y tener que afrontar algún tipo de sufrimiento. Pero en ese momento aparece una esperanza: la solidaridad que existe al reconocer, de humano a humano, la dignidad personal, merecedora siempre de comprensión y respeto, independientemente de sus circunstancias de vida.


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